La escena antes mencionada me hace recordar la cámara fotográfica como un interesante objeto tecnológico, destacando su capacidad de retener el tiempo y de construir la historia.
La primera cámara oficialmente datada es de 1826, esta fue la primera capaz de capturar imagen y consistía en una cámara hecha de madera fabricada por Charles y Vincent Chevalier.
La primera cámara considerada portátil data de 1865. Luego aparecieron otras donde se incorporó una placa sensible frente al lente que permitía grabar la imagen. Éstas eran modelos perfeccionados del daguerrotipo de 1836 que para la obtención de la imagen parte de una capa sensible de nitrato de plata extendida sobre una base de cobre. A partir de una exposición en la cámara, el positivo se plasma en el mercurio. Finalmente, la imagen se fija tras sumergir la placa en una solución de cloruro sódico o tiosulfato sódico diluido. Estas cámaras funcionaban dentro de cuartos oscuros, así se les llamaba a aquellas cámaras que tenían una especie de velo negro que cubría toda la caja -si aun no saben a que cámara me refiero, recuerden aquella que usaba don Ramón en la serie "el Chavo del 8". Los modelos que siguieron fueron incorporando las placas dentro de la cámara misma en lugar de en un cuarto oscuro.
Pero fue en 1929 que la historia de la fotografía sufrió un cambio revolucionario; apareció la llamada cámara Leica que estableció el modelo de la convencional cámara con película fotográfica de 35mm que, hasta muy adentrado el siglo xx, predominó con algunas adaptaciones como la incorporación de flash, corredor y rebobinado automático de la película o contador digital de la misma.
Fotografia tomada con una Leica de 1929
Desde este suceso, la cámara fotográfica se encargó de inmortalizar todos los acontecimientos públicos y privados, buenos y malos de la humanidad, pues su tamaño cada vez más compacto permitía llevarla al lugar mismo del suceso, como lo fue en la Segunda Guerra Mundial, donde gracias a la fotografía se pudo conocer la verdadera dimensión del conflicto en el mundo. Lo que hizo tan famosa a esta cámara fue la captura de imagen en una película que es un soporte compuesto fundamentalmente por una emulsión de gelatina y cristales de haluros de plata que se descomponen al recibir cierta dosis de radiación electromagnética, plasmando la imagen que entra a través del lente.
En los 40 una nueva cámara marcaría un quiebre entre el antes y el después de la fotografía. En 1947 el joven Edwin H. Land asombraría al mundo presentando ante
Manuel.