domingo, 24 de mayo de 2009

Invitados de piedra en las aulas: ansiedad y fobias escolares.

La siguiente publicación es parte de un trabajo de investigación del año 2008 para un curso enfocado al trabajo en aula y las necesidades educativas especiales (NEE) de cada alumno y corresponde al marco teórico de dicha investigación. Creo pertinente recalcar la temática, pues este blog apunta principalmente a estudiantes y profesores.


Los niños con trastornos de ansiedad suelen experimentar un miedo intenso, preocupación o inquietud que puede durar largos períodos de tiempo y afectar significativamente sus vidas.

La ansiedad normalmente nos lleva a actuar de cierta forma frente a algunas situaciones que representan peligro o riesgo, este actuar es una forma de canalizarla. Pero a veces la ansiedad genera en quienes la padecen lo contrario, inmovilizando y bloqueando emocionalmente ante situaciones diversas, sin poder enfrentarlas. (“Ansiedad”, 2002 )

La ansiedad esta relacionada fundamentalmente con el miedo, el concepto de ansiedad generalizada se puede establecer como “una respuesta normal y adaptativa ante amenazas reales o imaginarias más o menos difusas que prepara al organismo para reaccionar ante una situación de peligro.” (García V.)

Existen tres trastornos de ansiedad que son con los cuales se caracteriza este problema, estos son desde la infancia hasta la adolescencia, los cuales son: la ansiedad de separación, trastorno de evitación y ansiedad excesiva.

Entre los trastornos de ansiedad encontramos:

· Trastorno de ansiedad generalizada: son aquellas personas que viven tensas y preocupadas de diferentes ámbitos de su vida. Estas preocupaciones suelen estar acompañadas de malestar físico.


“El Trastorno de Ansiedad Generalizada (TAG) es mucho más de lo que una persona normal con ansiedad experimenta en su vida diaria. Son preocupación y tensión crónicas aún cuando nada parece provocarlas. El padecer de este trastorno significa anticipar siempre un desastre, frecuentemente preocupándose excesivamente por la salud, el dinero, la familia o el trabajo. Sin embargo, a veces, la raíz de la preocupación es difícil de localizar. El simple hecho de pensar en pasar el día provoca ansiedad.” (“Ansiedad”, 2002)


Frecuentemente los trastornos de ansiedad generalizada (TAG) están acompañados de “temblores, contracciones nerviosas, tensión muscular, dolores de cabeza, irritabilidad, transpiración o accesos de calor”. Quienes la padecen “pueden sentirse mareados o que les falta el aire. Pueden sentir náusea o que tienen que ir al baño frecuentemente. O pueden sentir como si tuvieran un nudo en la garganta.” (“Ansiedad”, 2002)


· Trastorno de ansiedad por separación: Se da generalmente en niños cuyo apego es extremo. La causal de este tipo de ansiedad, es la separación del niño con quien mantiene este apego, por ejemplo, al momento de ir al jardín infantil o al colegio. El niño siente inseguridad al verse solo en un ambiente desconocido para el, sin el apoyo físico de la persona con la cual mantiene este tipo de apego. El 4% de los niños sufren este tipo de trastorno ansioso. También es generalizable a la familia y a los seres queridos, pues los niños sienten temor de que en su ausencia, puedan perderlos o que les ocurra algo malo. Los niños con trastorno de ansiedad por separación, suelen presentar rabietas al ser separados de sus seres queridos, en cualquier situación. Suelen negarse a ir al colegio o jardín e incluso negarse a dormir solos. También es normal que se presenten estos síntomas frente a una separación anticipada (los niños saben que tendrán que separarse de sus seres queridos y comienzan a presentar los síntomas antes de que la separación ocurra). Este trastorno puede darse conjuntamente con la fobia escolar, pero estos son dos trastornos con características diferentes. (Bailly, D. 1997)


· Fobias: “Las fobias son una forma de miedo que responde a estas características: son desproporcionadas a la situación que desencadena la respuesta de miedo y están relacionadas con estímulos que no son objetivamente peligrosos, no pueden ser eliminadas racionalmente porque están más allá del control voluntario, tienen larga duración, interfieren considerablemente en la vida cotidiana del niño en función de las respuestas de evitación”.(Echeburúa, 1993)


Existen innumerables tipos de fobias específicas, a los que se someten los niños principalmente, en donde a la vez pueden estas repercutir en la vida adulta, si no se trabaja con un especialista, ahora nombraremos, las fobias especificas que más han sido detectadas en niños principalmente entre los uno y cuatro años de vida:

· Las fobias a animales: las cuales son el temor, a los distintos tipos de estas especies, estás afectan principalmente a las niñas, por son en ellas en donde se les crea un temor a los gusanos, serpientes, araña, insectos, según muchos autores que nos explican según sus teorías, es porque principalmente a las mujeres se les enseña desde pequeñas a estar siempre limpias, y muchas de ellas tienen parientes mayores hombres, en donde ellos mismos muchas veces les crean el miedo a estos animales, o a muchos de ellos.



·También dentro de esta fobia específica, encontramos la fobia a los perros, y esta puede hacer que los niños y niñas que presenten este tipo de fobia hagan utilizar a los infantes trayectos más largos para llegar a la casa, al colegio o viceversa.


· La fobia a la oscuridad: en esta encontramos un gran temor en la noche en el momento de ir a dormir, así como por ejemplo en donde el niño presente rabietas o actos negativos a ir a dormir fuera de su casa ( familiares o amigos).


· La fobia a médicos o a dentistas: esta es una fobia que se presenta durante los primeros años de vida, en donde los niños y niñas impiden sus controles médicos, por lo tanto existe para los padres una dificultad para hacerlos someter a tratamientos médicos, como son las inyecciones, tratamiento conducto, intervenciones quirúrgicas, etc.


Estas fobias específicas que han sido expuestas anteriormente, tienden a ir desapareciendo gradualmente a través de los años, por la madurez neurológica que van adquiriendo los niños y niñas.


· Trastorno de pánico: son periodos repetitivos de intenso miedo acompañados de síntomas cardiacos, transpiración excesiva, temblores, mareos, nauseas e inclusive una sensación de estar volviéndose loco. Es muy común que habiéndose presentado una crisis de pánico, las personas intenten evitar situaciones que lo vuelvan generar. Se vive con la preocupación de padecerlo en cualquier momento. Hay personas que pueden presentar una crisis de pánico sólo una vez en su vida, pero solo pasa a ser trastorno en el caso de que sea reiterativo. Muchas veces las crisis de pánico pueden presentarse sin alguna razón aparente, incluso durante el sueño. Es importante para las personas que sufren este trastorno, recibir un tratamiento adecuado, ya sea psicoterapia, medicamentos o la combinación de ambos. Es muy común que este tipo de trastorno vaya acompañado de una depresión y puede engendrar fobias a las situaciones que hayan desencadenado crisis de pánico anteriormente (por ejemplo, una persona que sufre una crisis de pánico en un ascensor, puede presentar luego de esto una fobia a los ascensores, por el temor que produce el volver a enfrentarse a otra crisis de pánico). (Botella, C. y Ballester, R. 1997)


· Trastorno obsesivo-compulsivo (TOC): El TOC afecta a hombres y a mujeres aproximadamente en igual número y aflige a más o menos 1 de cada 50 personas. Puede aparecer en la niñez, en la adolescencia o en la edad madura pero como promedio se detecta en los jóvenes o en los adultos jóvenes. Las personas que presentan este tipo de trastorno se ven atrapadas por un patrón repetitivo de pensamientos y comportamiento cuya desestabilización los descompensa. Las obsesiones, son poco frecuentes en la infancia, en los casos adolescentes se genera en aquellos sometidos a un código moral rígido (García V.) También estas personas pueden estar llenas de dudas y sentir la necesidad de reconfirmar las cosas repetidamente. Los pensamientos o las imágenes preocupantes se llaman obsesiones y los rituales que se celebran para tratar de prevenirlas o disiparlas se llaman impulsos o compulsiones. No es agradable celebrar estos ritos que se sienten obligados a hacer; únicamente siente un descanso temporal de la incomodidad causada por la obsesión. El curso que sigue la enfermedad es variable; los síntomas pueden ir y venir, detenerse por un tiempo o empeorar progresivamente. Existen tratamientos para esto, ya san terapias, medicamentos o la combinación de ambos, dependerá de cadao). (Vallejo, J. y Berrios,G.E. 1995).

· Trastorno de estrés post-traumático (TEPT): Es una condición debilitante que sigue a un evento de terror. Frecuentemente, las personas que sufren de TEPT tienen persistentemente recuerdos y pensamientos espantosos de su experiencia y se sienten emocionalmente paralizadas, especialmente respecto de personas que antes estuvieron cerca de ella. Además se presenta una constante evitación de todo lo que podría hacer recordar dicha situación. Algunas personas con TEPT vuelven a vivir repetidamente el trauma en forma de pesadillas y recuerdos inquietantes durante el día. Pueden también experimentar problemas de sueño, depresión, sensación de indiferencia o de entumecimiento o se sobresaltan fácilmente. Pueden perder el interés en cosas que antes les causaban alegría y les cuesta trabajo sentir afecto. Es posible que se sientan irritables, más agresivas que antes o hasta violentas. Ver cosas que les recuerdan el incidente puede ser molesto, lo que podría hacerles evitar ciertos lugares o situaciones que les traigan a la mente esas memorias. Los aniversarios de lo que sucedió frecuentemente son muy difíciles. No todas las personas traumatizadas sufren un verdadero caso de TEPT o incluso algunas no lo experimentan en absoluto. Se diagnostica TEPT únicamente si los síntomas duran más de un mes. En aquellas personas que tienen TEPT, los síntomas generalmente comienzan tres meses después del trauma y el curso de la enfermedad es variable. Hay quienes se recuperan dentro de los siguientes 6 meses; a otros, los síntomas les duran mucho más tiempo. Algunos casos pueden cronificarse. Ocasionalmente, la enfermedad no se detecta hasta varios años después del evento traumático. Los medicamentos antidepresivos y los que se recetan para aminorar la ansiedad, pueden disminuir los síntomas de la depresión y los problemas de sueño; y la psicoterapia, incluyendo la terapia Cognitivo-conductual, forman parte integral del tratamiento. (Bobes, J.; Bousoño, M.; Calcedo,A y Gonzélez,M.P. 2000).


Centrándonos en los trastornos fóbicos, abordaremos la fobia escolar, el trastorno que guarda mayor relación al contexto escolar.

Para hacer la distinción entre miedo y fobia se debe destacar que los miedos son temores leves que se superan en el curso del desarrollo y que son instancias de alarma primitivas frente a algunas situaciones que represente peligro (García V.), en este sentido podemos asociarla con un acto reflejo. Los miedos pueden clasificarse y establecerse como: miedo a estímulos intensos, a estímulos desconocidos, falta de estímulos, a los caracteres que representen peligro y a las interacciones sociales con desconocidos (García V.)

Hasta finalizada la etapa preescolar, los miedos guardan relación principalmente con las relaciones sociales y estímulos intensos y ausentes.

A partir de los 6 años en adelante los miedos guardan mayor relación con habilidades, autoestima, situaciones del ámbito familiar y social y situaciones vinculadas al ámbito académico. (García V.)

Dentro de este último ámbito, algunos trastornos de ansiedad es muy común que se manifiesten en creencias que dificultan el aprendizaje en los niños pues disminuyen el trabajo de los procesos cognitivos por ello repercuten en el rendimiento escolar tienen dificultades para sostener la atención y se distraen con facilidad, (Jadue, 2001) esta última característica tiende a confundir los trastornos de ansiedad con los TDA con o sin hiperactividad, según lo señalado por Antonio Castillo, psicólogo que entregó su opinión del tema para este trabajo.

Las mismas situaciones a las que se ve enfrentado el niño en la escuela muchas veces lo llevan a hacer uso de estrategias de defensa que buscan canalizar sus miedos y ansiedad principalmente dentro del contexto de aula (Baroody, 1988).


El rendimiento escolar es factor relevante en la generación de cuadros de ansiedad, los niños que están sometidos a una exigencia académica y que sienten la necesidad de mantener y superar su rendimiento son fácilmente presas de la ansiedad, lo mismo con aquellos niños que bajan su rendimiento. En ambos casos el autoconcepto y autoestima se ve debilitado y abre paso a posibles cuadros depresivos. (Jadue, 2001)

Habitualmente los niños que presentan cuadros de ansiedad en la escuela, también manifiestan ansiedad social, esto quiere decir que ante situaciones donde deben enfrentar audiencias están constantemente pensando en no hacer el ridículo o pasar por situaciones humillantes. (Jadue, 2001)

De igual forma esta la desesperanza aprendida o la resignación al fracaso, actitud típica de los niños que ante la más mínima dificultad desisten de la tarea y se dan por vencidos (Jadue, 2001). En la escuela el niño resignado es aquel que no realiza sus tareas, manifiesta falta de motivación y reconoce que no puede porque se califica como “tonto”, demostrando que su autoconcepto y autoestima están muy deteriorados.


En el caso de la fobia escolar es el rechazo, negación de asistir de forma prolongada a la escuela por representar una situación desagradable o contener una o varias situaciones desagradables para el niño. Desde esta perspectiva, dentro de la fobia escolar habrían varios factores que pueden ser causa de su origen: las agresiones de los pares o “bullling”, el rechazo de un docente hacía el niño o el temor a separase de los padres y salir del contexto familiar. En este último caso la sobreprotección de los padres es crucial, pues generan dependencia que se puede prolongar durante gran parte de la vida. (Yuray, 2004 )

“El diagnóstico diferencial entre la ansiedad de separación y la fobia escolar no es complejo. Si el niño manifiesta conductas de ansiedad sólo cuando se separa de la madre para ir al colegio, se trata de una fobia escolar. Si las conductas de ansiedad, emergen ante cualquier tipo de separación, como lo son: ir al establecimiento, salir de campamento, etc., se trata de una ansiedad de separación. El rechazo escolar como conducta tiene escaso valor psicopatológico por sí solo y, por ello, el pronóstico, resulta ambiguo y confuso” (Echeberúa, 1993).

Generalmente la fobia viene acompañada de síntomas de malestar físico. Es muy recurrente que los niños manifiesten dolores estomacales, nauseas, insomnio, síntomas que muchas veces son interpretados como mecanismos de defensa, pero en la realidad son habituales en la mayor parte de los casos. Generalmente la fobia también viene acompañada de problemas conductuales y cognitivos que pueden ser la base de una depresión y problemas de autoestima y autoconcepto.

El colegio es una fábrica de ansiedad por la cultura de la evaluación que en ella se ha generado, para afrontar esta cultura tan arraigada en la escuela no solo se propone trabajar el desarrollo de actitudes adaptativas que mitiguen la ansiedad, sino que también evaluaciones que consideren el aspecto emocional (Jadue, 2001) y sean herramientas de autorregulación del aprendizaje. (Solé, 2001).

El trabajo enfocado en el cambio de creencias negativas por positivas y enfocar el aprendizaje en las tareas y no en la superación de los pares en rendimiento académico, es otra forma de proceder en el trabajo con niños ansiosos. (Wolfolk, 2000)

El diseño de ambientes de enseñanza y aprendizaje poderosos es otra estrategia de trabajo (de Corte, 1999)

Dentro de los objetivos de este trabajo no solo está abarcar la ansiedad desde una perspectiva generalizada, sino que tratar en detalle todos aquellos trastornos y aspectos de la ansiedad presentes en la etapa escolar, por lo que la mención a la fobia escolar y situaciones no consideradas dentro de ella, pero que si generan ansiedad, serán conjuntamente abordadas.

Manuel.


Fuentes de consulta:

. Baroody A. (1988): “Las creencias y la ansiedad ante las matemáticas”, en El pensamiento matemático de los niños. Cap. 5. Editorial visor.

· Palacios J., Marchessi A. y Coll C. (2001): “Afectos, emociones, atribuciones y expectativas: el sentido del aprendizaje escolar.” Cap. 12. En Psicología de la educació. Madrid. Alianza.

· Santrock J. W. (2002): “Cómo motivar a los alumnos a aprender”, en Psicología de la educación. Cap. 11. México, Mc. Graw Hill, 2002

· de Corte (1999): “Desarrollo cognitivo de innovación tecnológica. Una nueva concepción de la enseñanza y el aprendizaje para el siglo XXI”, en Revista latina de pensamiento y lenguaje, Vol. 4, N° 2B, monográfico: Cognición, educación y evaluación. Pp. 229-250.

· Solé I. (2001): “Evaluar lectura y escritura: algunas características de las prácticas de evaluación innovadoras”, en Lectura y vida. Vol. 22. pp. 1-9 International Readding Association Inc.

· Jadue G. (2001): “Algunos efectos de la ansiedad en el rendimiento escolar”. Estudios Pedagógicos [online]. 2001, no.27 [citado 12 Junio 2008], p.111-118. Disponible en la World Wide Web: . ISSN 0718-0705.

· (“Ansiedad”, 2002) recuperado el 22 de mayo de 2008 del sitio web http://www.psicopedagogia.com/ansiedad/?articulo=385

· Yuray A. (2004):”Fobia escolar”, recuperado el 22 de mayo de 2008 del sitio web http://www.psicopedagogia.com/fobia-escolar

· García V.: “Miedos en la infancia: ansiedad escolar”. Recuperado el 22 de mayo de 2008 de dirección electrónica http://www.amejor.com/psico/Consultas/ansiedadescolar.htm

· Clínica de la ansiedad, (Valencia, Barcelona) diversos artículos, recuperados el 7 de junio de 2008 de dirección electrónica http://www.clinicadeansiedad.com.

· Cía, Alfredo Horacio. (2002). “La ansiedad y sus trastornos”. Manual diagnóstico y terapéutico. Buenos Aires, Polemos.

· DSM-IV-TR. (1994). Breviario. Criterios diagnósticos. Pp.70-71.



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